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Diario YA


 

“La gente no necesita liderazgos ideológicos o dogmáticos, necesita mecanismos y herramientas para resolver sus problemas” Naomi Klein

Con qué medios pagará el Gobierno sus veleidades igualitarias

Miguel Massanet Bosh
Y mientras nuestro Gobierno sigue sin aceptar que el coronavirus sigue haciendo estragos en España y que hay lugares, en nuestra nación, en los que los rebrotes son preocupantes y amenazan con tener que hacer marcha atrás (hoy mismo se ha aumentado el número de contagiados por el virus ( 257), duplicando la cifra del día anterior) en cuanto a lo que se ha dado en llamar  el escalonamiento de la vuelta a la “nueva normalidad” que, en teoría, nos debería llevar a recuperar lo que fue nuestra cotidianidad, al menos en lo que respecta a los aspectos fundamentales de lo que era nuestra vida de antes de la epidemia del Covid 19 aunque, evidentemente, todos sabemos que mientras no se descubran los remedios y vacunas para luchar eficazmente contra la pandemia, será muy difícil que consigamos desprendernos de esta preocupación, que todos albergamos en nuestro interior, por el temor a quedarnos contagiados por alguna de las cepas de esta maligna enfermedad; sin embargo, hay otros aspectos de la vida ciudadana que siguen siendo un misterio para la mayoría de los españoles, que seguimos debatiéndonos respecto a cómo va a acabar resolviéndose esta amenaza, que hace meses que se nos viene anunciando, de la llegada de una nueva crisis económica, en esta ocasión, motivada por los efectos de la pandemia sobre la economía de todos los países sobre los que se ha cebado y, muy especialmente, sobre tres países del sur de Europa que son Italia, Francia y España.
Es evidente y nadie ya se atreve a negar que esta aparente situación de calma en la que estamos viviendo, estas discusiones que tienen lugar dentro del ejecutivo entre comunista y socialistas respeto a las medidas económicas que se deberían tomar, especialmente relacionadas con los planes de este nuevo gobierno de izquierdas, que estaban intentando implantar con anterioridad a la llegada de la pandemia, ya por entonces puestos en duda por lo que iban a significar de endeudamiento público, falta de medios y la amenaza de que todo ello iba a conducir a una elevación insostenible de la carga fiscal de los españoles. El señor Iglesias y su grupo de Unidas Podemos sigue sin querer aceptar la realidad y se mantiene en sus trece respecto a que los que deben pagar la factura de establecer en España la cultura de las subvenciones, de las nuevas obras sociales que intentan implantar (una de ellas ha sido creación de una renta vital para todos los españoles) y del aumento, en general, del gasto público deben ser las grandes fortunas quienes con impuestos especiales lo permitan. Pues bien, señores, como ya se anticipó hace muchos meses, todos aquellos infelices que se creyeron que los posibles afectados por la medida se iban a quedar impasibles, esperando que llegara el gobierno socio-comunista a esquilmarlos ya pueden empezar a tomar nota de lo que ha venido sucediendo, desde que se anunciaron las nuevas medidas que estaban en la agenda de estos nuevos gobernantes del país.
Empezando por la desbandada de empresas multinacionales como son la Nissam, Alcoa y otras que han decidido cerrar sus plantas en España, a las que se unen toda una retahíla de grandes empresas del automóvil con plantas en nuestro país, que suspendieron sus actividades y mandaron a sus casas a sus plantillas, mediante la tramitación de expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE), hasta que la situación mejorase lo que, de momento, no parece que vaya camino de ocurrir. Michelín también anunció el cierre de sus cuatro plantas en España y lo mismo sucede con grandes empresas de la moda y accesorios como Mango, Decahtlon, Desigual, Adolfo Domínguez, Makro etc. El total de las empresas que han tenido que recurrir a despedir personal o a cerrar o paralizar sus medios de producción sería imposible de reseñar en el espacio que tenemos para este comentario. Según información del Ministerio de Trabajo y Economía Social ya hay cuatro millones de españoles acogidos a los ERTE y 9 millones de trabajadores en situación económica de paro.
De hecho, ya se sabe que durante los cuatro primeros meses del corriente año salieron de España capitales por importe de 27.100 millones de euros, frente a los 700 millones del mismo periodo del año anterior. Los destinos preferentes de estos capitales que huyen de la fiscalidad española parece ser que  suelen ir a parar a Luxemburgo  e Irlanda. El profesor de economía de Universidad Complutense de Madrid, Jorge Onrubia, afirma lo siguiente: “Son indicadores que no implican causalidad, sino indicios, claros, pero indicios, porque para poder establecer causalidad habría que introducir variables adicionales como el clima, la fragilidad política que afecta a la estabilidad del Gobierno, a su capacidad de pactar medidas de apoyo necesarias para la recuperación, a la evolución económica general y sectorial, al éxito de las negociaciones con la UE, etc.”. No olvidemos que el propio Banco de España, en su informe anual de la economía española, advierte de que la subida de impuestos o la creación de otros nuevos (como la “Tasa Google” o la “Tasa Tobín) podrían generar en España una desventaja competitiva y fomentar la salida de capitales o empresas y la deslocalización de ciertas tareas.
Y ante todas estas noticias, evidentemente nada optimistas, procedentes de organismos que proporcionan datos contrastados y fiables, parece ser que al Gobierno sólo le preocupa cargar sus críticas contra la oposición, especialmente sobre el PP y VOX, en su obsesión de descargarse de toda responsabilidad, cuando es obvio que quienes gobiernan son ellos, los socialistas y comunistas y, en consecuencia, a quienes se les han de demandar explicaciones sobre los errores que vienen cometiendo es a ellos y no a una oposición que apenas consigue que se la escuche, aunque nunca se le haga el más mínimo caso. Deberemos hacer caso a los datos que nos proporciona la dura realidad del momento por el que estamos pasando, por ejemplo, en el pasado mes de mayo la producción industrial sufrió una caída de un 27’8%, una circunstancia nada alentadora si pensamos en una posible recuperación económica. Como complemento se aclara que las dos industrias que más cayeron fueron la confección de prendas de vestir y la fabricación de vehículos.
Va llegando el momento de que quienes se hicieron ilusiones de que, con un gobierno de izquierdas, España iba a entrar en un momento de esplendor, de que los ricos iban a pagar por los pobres y que en esta nación, con la llegada de este nuevo Frente Popular que nos dejaron las pasadas elecciones, la justicia social iba a proporcionar a las clases menos favorecidas un nivel de vida muy superior al que les proporcionaba la democracia parlamentaria de la que hemos venido gozando, hasta que llegaron ellos; de que empecemos a aterrizar en la realidad y ello supone hacer frente a una nueva era en la que nos van a freír a impuestos porque, como no hay otra explicación plausible, cuando se pretende solventar las carencias sociales a base de endeudamiento público, acrecentar la carga fiscal, aumentar el número de funcionarios y de enchufados que vivan a costa del trabajo de unos pocos; entonces, señores, es obvio que una nación no puede seguir funcionando por mucho tiempo e, indefectiblemente, su futuro está marcado, porque en este mundo imperfecto en el que vivimos, no hay milagros que permitan que sin trabajar, ser competitivos, esforzarse y crear riqueza sea posible que, una sociedad sometida a un recorte de libertades y a una situación de opresión como la que ya se nos viene anunciando, consiga poder sobrevivir durante mucho tiempo, bajo estas condiciones.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos viendo como todos los esfuerzos de nuestros gobernantes para ocultarnos la gravedad de la pandemia, primero, y ahora para hacernos creer que estamos avanzando en la recuperación de España, para mantenernos narcotizados el mayor tiempo posible, mientras va llegando el momento en que ya no puedan ocultar la realidad. Si estos rebrotes, Dios no lo quiera, que parece que se están extendiendo por toda la piel de toro, se van incrementando y volvemos a tener que regresar a situaciones de confinamiento severo y paralización del funcionamiento de nuestra producción, lo que se nos viene encima ya va a dar al traste con nuestros peores sueños. Claro que, la verdad es que nos lo habremos ganado a pulso, por permitir que estemos en manos de unas personas completamente incapacitadas para hacerse cargo de una nación como España. Y, como colofón, una frase del gran maestro Confucio: “Aprender sin pensar es inútil, pensar sin aprender, peligroso”