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Diario YA


 

De Lenin al partido Comunista de Chile

Por Gonzalo Rojas  (Chile)

Un 22 de abril de 1870, hace 150 años, nació Lenin.
Si a partir de su deceso, en 1924, los soviéticos quisieron estudiar el cerebro de su líder, por algo sería: creían en su superioridad, casi sobrenatural.
Nosotros, ahora, después de cerca de un siglo de su partida ya sabemos, gracias a tantos estudios sobre su vida, que en realidad fue una de las personalidades más extrañas y detestables de la historia contemporánea.
¿Cómo lo sabemos?
Primero por las siete ediciones en castellano de sus “Obras Completas”, por supuesto, muy incompletas, ya que las han impreso seleccionadamente desde la Unión Soviética o por diversos partidos comunistas o fundaciones afines. Aun así, son colecciones que nos entregan suficiente material como para quedar curados de espanto.
Y, en segundo lugar, por notables trabajos de historiadores y escritores. Robert Service, en su doble aportación (una biografía general y otra obra, en tres volúmenes, sobre la vida política del líder bolchevique); Aleksandr Solzhenitsyn, (con sus geniales aproximaciones a la estancia de Lenin en el exilio, publicadas como capítulos en diversos tomos de La Rueda Roja y después, independientemente, en Lenin en Zurich) Richard Pipes develando nueva documentación sobre Lenin (en El Lenin Desconocido) y Robert Conquest (en su monumental V. I. Lenin). Muy útiles también las referencias de Orlando Figes a Lenin (en su magistral La revolución Rusa).
¿En qué orden leer? Service, Conquest, Figes, Solzhenitsyn, Obras Completas (no todo, por supuesto) y Pipes.
Como guía a esas lecturas, estas coordenadas.
Usted se va a encontrar con un sujeto resentido por sus frustraciones personales y por sus dolores familiares; va a conocer a uno de los activistas más hiperquinéticos de toda la historia; va a toparse a cada paso con el hombre obsesionado por dividir y subdividir ¡a sus propias huestes!; va a conmoverse con el fundador del terror contemporáneo, con el maestro de la aniquilación de todos sus enemigos (o sea de casi todo el mundo); va a sorprenderse con el pillo intelectual que le dio la vuelta al marxismo para convertirlo en leninismo; y, cómo no, va a ver reencarnada la más dura autocracia rusa en sus afanes centralizadores… dictatoriales.
En las últimas semanas, por razones de investigación sobre el cultivo del odio en Chile, he terminado dos libros sobre notables comunistas chilenos. Por una parte, la biografía que Luis Corvalán escribió sobre Ricardo Fonseca, quien fuera Secretario General del PC.  Y ahí dice Corvalán, en 1952: “… los rasgos esenciales de la personalidad del inolvidable camarada Ricardo Fonseca, su afición por el estudio, su perseverancia, su firmeza revolucionaria, su carácter cordial con sus compañeros de Partido, su profundo odio hacia los enemigos del pueblo, su inconmovible fe en las fuerzas de la paz, de la democracia y del socialismo, que encabeza la gran Unión Soviética”.
Pocos años después, el mismo Corvalán, ya en 1961, prologa mediante conceptos análogos la autobiografía de Elías Lafertte, discípulo directo de Recabarren y, por largos períodos, Presidente del Partido Comunista de Chile. Dice Corvalán: “… hizo caber en su espíritu combatiente los sentimientos más nobles y practicó en el más alto grado los atributos esenciales de los revolucionarios verdaderos: la fidelidad a la causa que se abraza, la tenacidad en la contienda, el odio al enemigo, el amor a su propia clase y a su pueblo, la serenidad y la pasión en la lucha, la firmeza para enfrentar los rigores de la vida y del combate y la fe ilimitada en la acción de las masas y en su victoria inevitable.”
Fonseca, Lafertte, Corvalán: ésos han sido algunos de los hombres de Lenin en Chile.
¿Reconoce a sus continuadores en el Chile de hoy?
 

Etiquetas:comunismo