La entrevista que hoy pueden leer los ciberlectores de Diario YA con los historiadores Stanley Payne y Jesús Palacios ofrece muchas claves sobre la sociedad que han construido los promotores del talante, el buenismo y la Alianza de Civilizaciones, así como sus queridos enemigos los liberales de carné; la sociedad de lo políticamente correcto, de la incapacidad para hacer análisis históricos o políticos desde una posición que no sea la simple trinchera.

El libro de estos dos autores que incluye un valioso testimonio de la única hija que tuvo el anterior Jefe de Estado expone con claridad, sin apasionamientos de ninguna índole, cómo era la España del ´36 cuando se produjo el levantamiento militar en Canarias: un país sin ley donde el gobierno no quería mantener el orden, sino ayudar a que los matones de la izquierda republicana llevasen a cabo su proyecto revolucionario, consistente en que nuestra nación fuera un simple satélite de Rusia, y por tanto, presa fácil de las desgracias que siempre ha provocado el comunismo.

Lejos de la versión maniquea que Zapatero y sus acólitos ha querido difundir sobre la guerra civil y el franquismo, la realidad incuestionable de los hechos acontecidos entonces demuestra que Franco fue más fiel a la República que prohombres del socialismo universal como Prieto o Azaña, primero sofocando la revolución de Asturias y después poniendo a sus tropas al servicio del orden constitucional republicano en carta dirigida a Casares Quiroga. Pero a la izquierda no le interesaba el orden ni la paz.

El testimonio del prestigioso historiador norteamericano Stanley Payne, posiblemente el mejor y más reconocido de los hispanistas, convertido en titular de portada en nuestro diario, es demoledor: “La izquierda republicana no era nada demócrata, ni siquiera los moderados”. Entonces, cuando Zapatero confiesa que su referente político es la Segunda República, ¿qué quiere decir, que echa de menos aquel ambiente criminal y terrorista que nos condujo a una guerra fratricida cuyos efectos llegan hasta hoy?

Este diario, que se confiesa católico y apolítico, se ha propuesto poner luz allí donde a algunos les interesa que haya oscuridad. Entrevistas como la que hoy publicamos sirven para que los lectores más perspicaces e inteligentes, aquellos que no se dejen engañar por rufianes de medio pelo llegados al poder con la única intención de medrar, extraigan sus propias conclusiones de nuestro pasado; porque como bien dice Payne, “la memoria no es Historia, y la Historia no se basa en la memoria”.

Martes, 9 de diciembre de 2008.